La venta del año



Soy Thomas, un médico forense de 34 años, yo era un padre y esposo amoroso, era un hombre ejemplar para mi familia y compañeros, pero la ambición y el amor por el dinero me llevaron a la perdición.

Esta es mi historia:

A lo largo de mi vida he aparentado lo que no soy frente a la sociedad, debo admitir que mi trabajo como médico forense se ganaba muy bien y más cuando estás entre los mejores médicos, pero soy un hombre muy ambicioso y lo que ganaba no fue suficiente para mí. Así que decidí crear "mi propia empresa", por así decirlo, creé una red ilegal en venta de órganos y no me fue difícil contratar a personas que se dedicaban hacer trabajos sucios.

Aproveché mi puesto como forense para extraer los órganos de los cuerpos que llegaban a la morgue, me era muy sencillo hacerlo después de todo, ¿quién iba a sospechar de mí?.

Pasado el tiempo mi empresa ilegal fue creciendo, necesité contratar a más personas que hicieran el trabajo sucio, entre ellos contraté sicarios, ustedes saben, un hombre de negocios como yo a veces teníamos que resolver las cosas de otra manera, creé una página en los que muchos llaman la DEEP WEB (Internet profunda). Era una de las páginas más famosas y era difícil entrar, para acceder a ella era mediante de una series de códigos, tenía mis propios hackers y eran los mejores, no había POLICÍA, FBI o CIA que pudieran dar conmigo, era un gran mafioso anónimo, en fin, llegué a construir la mejor red de ventas en tráfico de órganos, una "empresa bien organizada" los pagos eran por Bitcoin (moneda virtual) o en efectivo, las ventas cada vez eran mayores y ya no era suficiente con solo extraer los órganos de los cuerpos que llegaban a la morgue. Por lo tanto, accedí dar otro paso, el secuestro de niños, jóvenes y adultos, trata de personas. Los niños eran más fácil de engañar, eran presa fácil.

Los órganos se vendían a un precio muy alto, eso sí, se realizaban estudios para que fueran compatibles y así el cliente quedaría muy satisfecho.

Llegué a ganar miles y miles de millones de dólares, vivía como un rey y me daba el lujo de viajar a cualquier parte del mundo. Todo era color de rosa, no me importaba el dolor ajeno. Aún hay madres desesperadas buscando a sus hijos, no pierden la fe y esperanzas de encontrarlos, pero muchas no saben que están muertos y sus órganos fueron vendidos al mejor postor.

Un día me llegó la solicitud de un millonario que necesitaba dos corazones y un riñón, pero de niños, le puse la suma más elevada del mercado, porque había que secuestrarlos, aparte como se dispararon el rapto de niños, los padres estaban más atentos. Mi cliente aceptó mi presupuesto y mandé a mis hombres a ejecutar el trabajo sucio, secuestrar a dos niños.

Ya estábamos listos a la espera de los cuerpos para realizar la extracción de los órganos cuando de pronto recibí una llamada en la que me informaron que tuvieron que matar a la madre para secuestrar a los niños.

—Muy bien, no importa, traigan los tres cuerpos, saquen los órganos correspondientes, el de la mujer también, no hay que desperdiciar nada. Mañana por la mañana espero ver los órganos listos para la venta. No quiero errores.

Me retiré y fui a casa. Tomé una ducha y la mejor siesta.

Al día siguiente vendí los órganos al mayor precio, fue la mejor venta del año.

En horas de la noche, estando en casa, recibí una lamentable noticia, la peor tragedia de mi vida, el auto que conducía mi esposa fue encontrado con manchas de sangre, la policía me informó del hecho, ya que el auto estaba a mi nombre.

-¿Pero cómo va a ser eso posible si ella estaba de viaje con los niños?. ¡Por Dios, los niños!.

Recordé aquella llamada en la que habían secuestrado a unos niños y mataron a la madre, de inmediato me dirigí al lugar. Y con sorpresa y terror vi los pequeños cuerpos de mis gemelos de 10 años, con sus tórax abierto, le habían sacado todos sus órganos. El cuerpo de mi esposa estaba desmembrado dentro de un tanque lleno de ácido. Caí de rodillas, lloré como nunca, ese día me di cuenta de que había mandado a secuestrar y asesinar a mi familia.

La culpa y la tristeza se apoderaron de mí, pensé en quitarme la vida, pero no era suficiente castigo para mí, así que me entregué a las autoridades y confesé todos mis crímenes. Luego, tras algunos años de investigación, capturaron a todos los miembros de la red ilegal, incluyendo algunos de sus compradores.

En esos años en que hicieron la investigación, mientras yo estaba preso, solo en una celda, todas las noches recibía la visita de aquellas personas que murieron por mi causa. Gritos de dolor, lamentos, sentía cómo caminaban por mi celda, se me subían a mi cuerpo, lo golpeaban, arañaban, mordían, deleitándose con mi terror, el mismo terror que hacía que mi cuerpo permaneciera inerte, no podía ni siquiera gritar pidiendo ayuda. Veía sus cuerpos destrozados con sus órganos en sus manos y una sonrisa diabólica en sus corroídas bocas. Mis hijos y mi esposa colgaban del techo chorreando sangre, sus ojos me miraban con desprecio. Mi espanto era descomunal, no podía creer que yo, un hombre de ciencia, estuviera viviendo eso y quería pensar: "Tal vez enloquecí".

Pero no, no era mi mente jugando conmigo en mi gran arrepentimiento. Lo veía y lo sentía cada noche de formas diferentes. Y sé que fue real porque en las mañanas toda la celda era un baño de sangre, incluyendo las paredes en las que dibujaban atrocidades. También mi cuerpo amanecía con dolores extremos y todo lastimado.

Luego, a mí me condenaron a la pena de muerte: LA INYECCIÓN LETAL.

Hoy estoy acostado en una camilla amarrado, viendo cómo un doctor me coloca la inyección, mientras observo a través de la ventana el llanto de mis padres, despidiéndome con mucho dolor y la mirada de asco, odio y repudio de los padres de mi difunta esposa. Lo sé, me lo merezco, soy basura. El estafador resultó siendo estafado, ahora entiendo y comprendo el dolor de aquellas familias que perdieron a sus seres amados, siento mucha culpa y sé que mi muerte no va a aliviar su dolor ni mucho menos traerá de vuelta los suyos. Perdón, mil veces perdón.

Quince minutos después, Thomas oficialmente fue declarado muerto…

Anónimo.

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