NOCHE SANGRIENTA


Como es bien sabido en los países de Latinoamérica en algún momento lo golpeó la violencia, ya fuera por grupos al margen de la ley muchas veces por el mismo gobierno aunque ellos no lo van a aceptar nunca, este ocurrió a las orillas de un pequeño río, donde un puñado de personas se dedicaban a la extracción del oro, se podría decir que había unas cinco familias, entre doce y quince personas, no se es seguro porque hubo algunas que no encontraron sus cadáveres, era más de media noche cuando un grupo de hombres armados llegaron al lugar, sacaron a las personas de sus tiendas y los picaron.

Se cree que estaban allí con permiso de un grupo armado y los asesinos pertenecían a otro, lo que se escuchó esa noche debió ser terrible, los gritos y los llantos de las personas al ser picadas a machete, hombres mujeres y niños fueron descuartizados, nadie logró huir, pero algunos cadáveres si se perdieron, algunas personas creen que los asesinos se los llevaron para algún tipo de ritual satánico, pero esto último solo es una creencia popular, aquello ocurrió un viernes en la noche, pero solo al domingo fue descubierta la masacre.

Ya que el lugar quedaba lejos de cualquier casa o poblado, un pescador un poco aventurero encontró tan horrendo espectáculo, cabezas, pies y manos esparcidos por todo el lugar, dice que antes de entender lo que veía vómito hasta el alma, después su llanto de dolor por ver lo que era capaz de hacerle el hombre al hombre, fue al pueblo y dio aviso a las autoridades. 

El gobierno municipal rechazó tan macabro asunto, envío allí a la policía judicial, al ejército y organismos de derechos humanos, en conclusión no se llegó a nada, un asesinato masivo decía el periódico, masacre y barbarie decía la televisión, pero de nada sirvió, el crimen quedó impune.

El alcalde de aquel entonces, por orden del gobierno central, declaró aquel lugar campo santo y fue cerrado en alambres de púas, era prohibido el paso, pasaron los años y ese lugar se volvió una especie de bosque, ya que la maleza y los árboles se propagaron en el, con los años las víctimas se olvidaron aunque sus familiares clamaron justicia, fueron olvidados, así que un nuevo alcalde hizo reabrir aquel lugar y por allí pasó una gran carretera y el río lo cruzaría un puente, llegaron ingenieros y trabajadores a empezar la obra del puente.

Todos los allí presentes eran ajenos al lugar donde se encontraban, eran como las diez de la noche, algunos aún de partían fuera de sus tiendas, fumaban cigarrillo o jugaban cartas, cuando un grito aterrador rompió la noche, un grito de súplica y dolor, ¡por favor noooo!, los que dormían salieron asustados para ver que pasaba, seguido de este primer grito siguieron más, de mujeres, de niños, de hombres que suplicaba perdonaran la vida de sus hijos, los allí presentes no podían dar crédito a lo que estaban escuchando.

Contaron después que esos gritos esas súplicas hacían erizar la piel, como si ellos mismos estuvieran sintiendo la angustia y el dolor de aquellos inocentes. Esa noche no pudieron dormir, los gritos eran inaguantables, terroríficos y dolorosos.

Al día siguiente algunos se marcharon de tan aterrador lugar, la noche siguiente no fue menos terrorífica, ya no solo eran los gritos, eran las sombras de personas, en el lugar se veía la sangre manchando todo y hasta el agua del río, un hombre aseguró ver rodar la cabeza de un niño.

Al día siguiente se marchó la mayoría, a la tercera noche no quedó ningún trabajador, aunque enviaron a varias cuadrillas, después ninguna fue capaz de permanecer en el lugar, la última que fue iba incentivada con el triple de sueldo, ya quienes iban sabía lo que allí pasaba y también lo que había ocurrido hacía ya muchos años, estos últimos fueron los que la pasaron peor. 

Desde las siete en punto escucharon el primer grito, la primera súplica, mismo momento en que el lugar se llenó de una niebla espesa que cubrió todo lo que en algún momento llamarón campo santo, seguido de esto vieron aparecer entre la niebla las víctimas, mujeres, niños y hombres mutilados, algunos sin pies, sin manos, sin cabeza, cadáveres andantes, pero que ya solo eran fantasmas, todos corrieron de allí, al hacerlo debían pasar por una orilla del río, uno de los hombres afirma que en su carrera sintió algo pegado al pie, al mirar era la mano de un hombre, solo la mano que chorreaba sangre por borbotones, huyeron a la carretera, allí permanecieron toda la noche y abandonaron el lugar.

La empresa y la alcaldía quisieron enviar personal en repetidas ocasiones, pero ya nadie quería hacerlo, más aún que ya sabían lo que allí había ocurrido, decidieron hacer el paso del puente en otro lugar, el sitio donde sucedieron los hechos sigue igual cubierto por la maleza, nadie se atreve a pasar por ese lugar, más que en las noches después de las siete u ocho de la noche una densa niebla cubre todo, quienes se atreven a acercarse en la noche escuchan esos gritos que hacen erizar la piel, ya no se tiene como campo santo, ni está cercado, las víctimas siguen allí, buscando descansar en paz o que se haga justicia, una justicia que aún no llega.